Impresión de Catálogos

Un catálogo es un tipo de documento impreso que está compuesto de varias hojas encuadernadas entre sí. En los catálogos se exponen aquellos productos y/o servicios que oferta una determinada empresa, distribuidor, fabricante, o cualquier otra parte.

A la hora de plantear el diseño de catálogos es importante conocer las diferentes formas de encuadernación que existen (aunque las posibilidades pueden variar bastante dependiendo de la empresa de impresión de catálogos en cuestión).

La impresión podría llevarse a cabo con encuadernación de tapa blanda. Como dato de interés, las hojas del interior pueden estar cosidas o encoladas, de tal forma que se incremente la resistencia.

Otra opción que puede ser interesante para impresión de catálogos baratos es la encuadernación grapada. Es una buena alternativa en el caso de que el catálogo tenga pocas páginas o necesites imprimir catálogos económicos. Lo que se hace en ese tipo es doblar las páginas por la mitad para formar dípticos que se insertarán uno dentro de otro para crear un cuaderno único.

También es habitual utilizar un papel más grueso para dar forma a la portada, a la vez que plastificado con el fin de proteger el contenido y realzarlo. Dependiendo del grosor elegido, se puede grapar una mayor o menor cantidad de páginas, aunque lo más común es que el número de páginas oscile entre 8-96 aproximadamente.

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Porque a veces, lo que más impacta es lo que se puede tocar. Y eso, en un mundo donde todo pasa por una pantalla, es raro y valioso. Un catálogo impreso tiene algo especial, no desaparece entre correos ni compite con notificaciones. Está ahí, lo abres, lo hojeas y lo dejas sobre una mesa.

Hay algo en el papel que no se puede replicar con un archivo PDF. El olor, el tacto, el brillo o la textura mate, todo eso habla por tu marca. Porque no vale cualquier impresión. Un catálogo con cuerpo, con peso, con buen diseño, transmite profesionalidad y atención por el detalle.

No es una guerra entre lo digital y lo físico, es una cuestión de presencia. Un anuncio en redes puede funcionar, sí, pero se olvida rápido. Un catálogo bien presentado, en cambio, se queda en el tiempo. Lo abres cuando quieres, lo compartes, lo hojeas con calma.

Si vendes algo que entra por los ojos como muebles, moda, inmobiliaria, gastronomía el papel tiene un peso que no se consigue con un clic. 

Aquí es donde mucha gente falla. Tienen buen producto, buen contenido… pero lo presentan sin mimo. Y ahí pierden fuerza. El cliente, sin saber por qué, siente que “falta algo”. En cambio, si el catálogo tiene buenos acabados, coherencia en los colores, calidad en el papel… cambia todo. Gana confianza.

No se trata de impresionar con florituras, sino de ser coherente con lo que vendes. Si tu marca vale la pena, el catálogo tiene que estar a la altura. Así de simple.